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Decía Oscar Wilde que “después de una buena cena, se puede perdonar a cualquiera, incluso a los parientes”
Te comparto esta cita porque he querido aportar un guiño de humor que me parece que viene al pelo para las reuniones familiares de estos días.
¡Porque hoy es Nochebuena y mañana Navidad!
Y esto puede significar una experiencia entrañable rodeado de los tuyos, donde reine el buen rollo y la armonía. O no...
Seamos realistas: en ocasiones hay que contar con ese cuñado que no soportas, esa madre o padre con el que cada vez es más difícil no discutir, ese hermano que te lo pone tan difícil a veces con sus comentarios, ese amigo que con la boca cerrada está más guapo…
Y es posible que surjan pequeños roces que, en muchas casas, también son un clásico navideño.
Vamos, que esto también puede formar parte de los encuentros con tus seres queridos, por muy queridos que sean.
Por eso precisamente hoy te propongo que practiques un ejercicio muy sencillo y práctico para que no te tomes esas cosas que suelen sentar mal como algo personal y logres establecer la distancia emocional necesaria para que no te amarguen las fiestas.
Yo lo aprendí en su día con la psicóloga ecuatoriana Tuti Furlán (con la que he tenido la suerte de colaborar en varias ocasiones) y te aseguro que me ha “salvado el pellejo” en más de una situación complicada.
Mira que simple: Quítale el “me” a la ecuación.
Te explico, cómo no, con un ejemplo:
Imagina que en plena cena de Nochebuena surge una conversación entre tu madre y tú y ambas tenéis opiniones encontradas.
Ella se pone nerviosa y empieza a gritar.
¿Cómo podemos “leer” esto?
1-”Estaba hablando con mi madre y ME ha gritado. ¡No lo soporto, siempre es igual! ¿Cómo se le ocurre gritarme de esta manera?”
Ahora quitémosle el “me” y aparecerá una alternativa:
2-”Mi madre ha gritado cuando estaba hablando conmigo”.
¿Ves la diferencia? Le asigno a ella la responsabilidad de su acción, porque es a quien le corresponde.
Desde luego que para ti no es agradable, pero viéndolo así, será mucho más fácil que tú mantengas la serenidad ante lo que está pasando.
Porque no te lo estás llevando a lo personal. Simplemente te limitas a ver objetivamente la acción de la otra persona.
Si no llevamos a cabo este ejercicio, será mucho más fácil que reaccionemos perdiendo nuestro centro y nos dejemos llevar por el malestar, “entrando al trapo” y generando un conflicto.
Pero quitándole el “me” a la ecuación, seremos incluso capaces de poner límites de una manera pacífica elaborando desde ahí una respuesta consciente, que podría ser: “Mamá, yo conversando en este tono no me siento cómoda”.
Además, entenderé que ella eleva la voz desde su necesidad de que yo entienda sus argumentos. Y eso me ayudará a no perder los papeles.
Y así con otras situaciones similares:
- No “ME insulta”, sino que usa un insulto.
- No “ME desprecia”, sino que se comunica desde el desprecio.
- No “ME ha puesto mala cara”, sino que ha puesto esa cara.
Como ves, con este “truco” interiorizamos que aquello que hace el otro no es contra nosotros. Sencillamente es, y no tenemos por qué entrar en la ecuación mediante el juicio o la crítica, con lo que perderíamos la razón al perder las formas.
La CNV nos enseña que todo lo que hacemos y todo lo que decimos nace de nuestras propias necesidades, aunque a veces no seamos conscientes de ello.
Por lo tanto, cuando una persona dice algo o se comporta de cierto modo, lo está haciendo desde el intento de cuidar de sus necesidades. Y eso es algo que no podemos perder de vista.
No se trata de un ataque personal hacia nosotros, aunque nuestra primera reacción sea interpretarlo así.
¿El resultado? Que tendremos la habilidad de responder ante una situación en lugar de reaccionar a ella (lo que implica atacar o callarte y reprimirte).
Con suerte no tendrás que utilizar este ejercicio… ¡pero nunca está de más conocerlo para ponerlo en práctica si es necesario!
Y atención, porque en Nochevieja te contaré un segundo “truco” que también puede ayudarte y mucho en las reuniones familiares.
Pero de momento: ¡Qué pases una noche estupenda y llena de magia!
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ELENA DIEGUEZ BASALO, Calle Bulevar de Cuarte 3 piso 4 A , 50410 Cuarte de Huerva, Zaragoza, Spain
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