El pasado 26 de noviembre te sugerí dos preguntas que hacerte para chequear tu nivel de conciencia en situaciones de conflicto. Estas eran:
¿Estoy conectado conmigo?
¿Me estoy expresando honesta y vulnerablemente?
Plantearte y responderte estas cuestiones te ayuda a darte voz y poner foco en tus necesidades reales ante este tipo de situaciones, especialmente si eres una persona empática hasta el exceso y tiendes a descuidarte a favor de los demás.
Hace dos semanas también te puse un ejemplo para ilustrar mejor el tipo de situaciones cotidianas con las que tanto puede ayudarnos la CNV: Mi hija no ha recogido su habitación a pesar de que se lo he pedido varias veces.
Y sobre este supuesto seguiremos trabajando hoy.
A las dos preguntas iniciales se suman otras tres, esta vez más enfocadas a tu nivel de conciencia sobre las necesidades del otro:
¿Estoy escuchando con empatía? Es decir: en una escucha real yo me pondré en el lugar del otro y tendré en cuenta lo que puede estar sintiendo y necesitando.
¿Estoy valorando mis necesidades y las de los demás desde el mismo nivel de importancia? Ante una situación de conflicto, he de ser consciente de que mis necesidades y las del otro son exactamente igual de válidas. Y ojo aquí con la palabra “pero”, que inconscientemente podemos pronunciar y en realidad es una manera de darle más peso a nuestra necesidad (luego te cuento más sobre esto).
¿Estoy comprometido a buscar soluciones que contribuyan al bienestar de todos? Sólo atendiendo a mis necesidades y a las del otro al mismo nivel podrán surgir soluciones constructivas y que beneficien a todas las partes por igual.
Vamos a explicarlo con el ejemplo:
A mí no me gusta encontrarme con la habitación de mi hija desordenada. En vez de caer directamente en el “¡me tienes harta!, ¡la habitación debería estar ya recogida!”, puedo pararme a ver qué está haciendo mi hija y qué explicación me da para no haber recogido su habitación. Es decir, la escucho desde la empatía.
Yo ya tengo claro que mi necesidad es la de tranquilidad y orden. Ahora voy a ver cuál es la suya. Quizás mi hija está jugando o chateando con sus amigas, y eso responde a las necesidades que ella tiene en ese momento, y que, además, son igual de importantes que la mía. Como te decía, ¡cuidado con la trampa del “pero”! Si yo le digo a mi hija: “entiendo que estás hablando con tus amigas, PERO la habitación sigue sin recoger”, estaré validando más mi necesidad que las suyas. Mejor sustituirlo por un “y” o un “al mismo tiempo”. ¿A que suena distinto?
Si yo conecto con las necesidades de ambas y les concedo la misma importancia, abro la puerta a varias posibilidades para encontrar una solución que nos cuide a las dosmediante la negociación. Esto puede ir desde “está bien, lo recojo yo” hasta “¿cariño, podrías recoger cuando termines de chatear con tus amigas”, pasando por “¿me avisas cuando acabes y recogemos entre las dos? No hay una solución única, porque esta cambiará según el día, pero en todo caso siempre nos cuidará a las dos.
Desde la perspectiva de la Comunicación no violenta, lo que estoy cuidando aquí, por encima de todo, es la relación con mi hija, que tiene mucho más peso que el hecho de que la habitación esté ordenada o no.
La base, el objetivo fundamental, es dejar claro que todos importamos. La semana que viene te compartiré más preguntas. Mientras tanto,te invito a que practiques en tu día a día con las que te he propuesto hasta ahora.
¡En siete días te cuento más!
Un abrazo enorme,
Elena.
ELENA DIEGUEZ BASALO, Calle Bulevar de Cuarte 3 piso 4 A , 50410 Cuarte de Huerva, Zaragoza, Spain